En
1946, Peggy Carter debe equilibrar su rutinario trabajo de oficina que hace
para la Reserva Científica Estratégico con ayudar secretamente a Howard Stark,
que se ha visto involucrado en una trama de suministro de armas letales para el
mejor postor.
Ya comenté en la entrada sobre Agentes de
S.H.I.E.L.D. que el imperio Marvel extendía sus miras a la televisión. A los
fans de su universo cinematográfico (ya sabéis que no soy lectora de cómics)
nos fidelizan a las series con las múltiples referencias cruzadas de uno a otro
medio.
Así, conocimos a la agente Carter en la primera entrega del Capitán América y
las féminas nos identificamos con ella y su embobamiento de Steve Rogers.
También aparece brevemente al principio de Ant Man.
Carter vive y trabaja en un mundo de posguerra (recreado con elegancia en vestuario, maquillaje, decorados, etc.) dominado por hombres, por lo que tiene que luchar por hacerse valer y respetar si no quiere limitar sus talentos a los de simple secretaria. Conocemos más al señor Stark, el padre del futuro Iron Man, tan mujeriego como lo será su hijo.
Son muy entretenidas las peripecias de esta agente de S.H.I.E.L.D., y no me
importará ver la próxima temporada. Para que luego me acusen de ver solo series con
protagonistas guapetones.
1 comentario:
¡¡Eso, eso!! Ya es hora de que se ocupen también de las heroínas, que haberlas, haylas.
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