Sinopsis:
Una pareja en crisis decide pasar un fin de semana de retiro en una cabaña en el bosque en Hidden Springs, pero cuando Ryan Huff llega para encontrarse con Miranda la puerta está abierta, hay dos copas de vino sobre la mesa, nadie en el interior y el cuarto de baño lleno de sangre. Lo que Ryan desconoce es que la desaparición de su mujer conecta su historia con la de su mentor, el gran James Black, y con el descubrimiento del cadáver de una mujer desaparecida treinta años atrás en la misma zona.
Javier Castillo es uno de los escritores que más venden en España. El público no es tan tonto como se puede creer; una buena campaña publicitaria ayuda mucho, qué duda cabe, pero no se impone. Así se lo comenté a un amigo que dudaba de las cualidades literarias del susodicho autor.
Tras leer El día que se perdió la cordura y su continuación El día que se perdió el amor, inicié la lectura de este que me ocupa para comprobar si el señor Castillo mantenía el nivel. Me alegra decir que lo ha superado. En mi opinión, esta novela está mejor estructurada, ahonda más en los personajes, auténticos misterios que no dejan de sorprendernos al irse revelando su personalidad, las voces narrativas están claras, así como los saltos en el tiempo. Sí, me temo que me recuerda a Joel Dicker, lo que hoy no veo como algo negativo.
Como sustrato, me ha cautivado el amor por el cine que rebosa, a pesar de que dicha cinefilia pueda resultar malsana.
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