Sinopsis:
Un falso mesías emerge tras la destrucción masiva causada por un virus humano llamado "Captain Trips", con un enorme poder y al parecer destinado a dominar la sociedad. Sólo un grupo de personas podrá detenerle a él y a su ejército.
Durante el confinamiento vi la primera versión de la novela de Stephen King. El motivo de dicho visionado fue una preparación para esta revisión ya que no me apetecía leer el millar y medio de páginas del libro.
Aún no ha pasado ni un año desde entonces y me ha sorprendido lo poco que recordaba de la serie noventera, a excepción del planteamiento general. Tengo poca memoria, en efecto, pero ¿tan raquítica? Ya empezaba a preocuparme seriamente cuando nuestra amiga Carolina me calmó al asegurarme que las series se parece como un huevo a una castaña. Qué alivio.
Si he acabado los nueve episodios ha sido por la presencia de mi querido Alexander Skarsgård, aunque interprete al malvado Randall Flagg, tan cruel como hortera, en la línea de los criminales de la América profunda. El problema es que, a pesar de la vestimenta vaquera, las botas y el tupé, Alexander es tan guapo, tan tremendamente sexy, que es difícil que cause repulsión, o al menos a mí no me la provoca ni en las escenas más brutales. Encima, me lo ponen unas cuantas veces muy ligero de ropa, y así no hay quien lo deteste, sino más bien lo contrario. Insisto en que puede ser solo impresión mía.
En fin, que la serie se me llegó a hacer cansina, con tanta explicación del origen de los personajes que lastra el avance de la trama.
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