El pasado martes santo, a falta de procesiones por culpa de esta maldita pandemia, pues buenas fueron unas cervecitas en compañía de mis queridas, y guapetonas que todo hay que decirlo, nuevas compañeras becarias, siete de ellas. Ya me lo propusieron, especialmente Estefanía, la rubia de la izquierda de la foto de abajo, hace varios días. Pasamos un rato muy ameno de comida primero, café después y una copilla para terminar. Y como semana santa que era visita a la Iglesia de San Ildefonso para contemplar los Cristos y Vírgenes que hubiesen procesionado. A ver que pasa el próximo año. Ya demostraron en mi cumpleaños que eran gente maravillosa todas/os, algo más de la veintena, y la verdad es que han llegado a mi vida en uno de los mejores momentos para mí, una de esas épocas llamadas de transición. La verdad es que encontrar buena gente, siempre con los defectillos de alguno/a, en veintitantas personas es algo que no ocurre todos los días. Durante dos años serán mis compañeras/os, salvo que les salga algo mejor. Si es por el bien de todos ellos me alegraré y si no les sale nada me alegraré también.
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1 comentario:
Enhorabuena por tener un ambiente laboral tan agradable y gracias por compartirlo.
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