Sinopsis:
Coral, Wendy y Gina emprenden una huida en busca de su libertad mientras son perseguidas por Moisés y Christian, los secuaces de Romeo, el proxeneta y dueño del Club Las Novias. Juntas iniciarán una carrera desesperada en la se enfrentarán a todo tipo de peligros y cuyo único objetivo será seguir vivas cinco minutos más.
Si he acabado de ver esta primera temporada de la serie es porque la duración de los episodios no llega a la media hora. También porque los actores son buenos, pese a trabajar por un producto que no los merece, a mi juicio.
La violencia brutal que lo impregna nos trae a la cabeza el adjetivo tarantinesca, que ya tiene delito que el susodicho director quede como sinónimo de escenas asalvajadas.
Por otra parte, lo que más me rechina es la pretensión de poner en relieve la trata de personas. Las tres protagonistas son prostitutas, una por obligación, dos por elección, supuestamente. Entre tiro y tiro, se pasan el metraje predicando lo horrible que es su oficio, sinónimo de esclavitud, del asco que les produce para cuya superación caen en la drogadicción. El mensaje se oye, pero no se ve, porque está acompañado de imágenes casi pornográficas de mujeres despampanantes, cosificadas en actitudes sumisas respecto al hombre, puros objetos de deseo, de uso y disfute.
La serie está destinada a los hombres heterosexuales jóvenes. ¿Les va a llegar un mensaje de que los burdeles son antros de esclavitud? Ya os digo yo que no: aún tendrán más ganas de ir.
Se anuncia la segunda temporada para julio. Que no cuenten conmigo, que con una me han dejado claro de qué van.
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