Sinopsis:
Buscamos a la mejor superestrella drag a través de una carrera de desafíos. En cada programa, las concursantes tendrán que superar las distintas pruebas propuestas por el equipo para no ser eliminadas y conseguir así coronarse como la ganadora.
No conocía la versión original de este programa estadounidense presentado por la incombustible Ru Paul. No sé por qué lo de race me sonaba a unas señoras maquilladas y con tacones o plataformas corriendo de un lado para otro. Menos mal que no acerté ni de casualidad.
Para empezar, me encontré con un programa muy bien realizado y montado, listo para entretener.
Los concursantes son unos artistas multidisciplinares, que bailan, actúan, improvisan, desfilan, por no hablar del talento para maquillarse y diseñar y confeccionar fastuosos modelitos que a veces poco tienen que envidiar a la alta costura.
Entre ellos, como buenos rivales, se lanzan pullas envenenadas, que es lo que menos me gustó porque parece que perpetúe el tópico de gay puñetero y resentido. Menos mal que también hay ocasión de ver su cara sin maquillar, al desnudo, mientras cuentan vivencias de acoso y discriminación por su identidad sexual.
La ganadora, Carmen Farala, fue mi favorita desde el primer programa por su belleza y su talento.
El otro gran acierto es el jurado, formado por el presentador, la divina Supremme de Luxe, la diseñadora de moda Anna Locking y los sin par Javis, Ambrossi y Calvo, los reyes de la fiesta y de la calificación certera.
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