No nos habíamos visto desde julio de 2018, previo a la enfermedad de Pedro, la pandemia y tantas cosas. Por supuesto, estábamos al día vía telefónica, pero me ha dado mucha alegría estar con él. Lo llevamos a comer a nuestro wok de cabecera y le gustó tanto que ni siquiera necesitó cenar. Por la tarde, quedamos con Mari Pau y paseamos por Agost, deteniéndonos en el vecino más ilustre y fotografiable: el dinosaurio. A la mañana siguiente se dirigió a Murcia, al otro a Cartagena y en días sucesivos a Andalucía y Extremadura.
1 comentario:
Mi Conchitaaaaa... Siempre un placer... 🥰🥰
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