Sinopsis:
Kirby Mazrachi es una archivista de periódicos de Chicago cuyo sueño de convertirse en periodista quedó en suspenso tras sobrevivir a un brutal ataque que la dejó habitando una realidad incierta. Cuando Kirby se entera de que un asesinato reciente está relacionado con su asalto, se une al veterano y atormentado reportero Dan Velazquez para intentar descubrir la identidad de su atacante. A medida que se dan cuenta de que varios casos sin resolver están inextricablemente vinculados, la realidad borrosa de Kirby y sus traumas personales permiten que su agresor permanezca siempre un paso por delante de ellos.
Cuando empiezo a ver esta serie y me doy cuenta de los problemas mentales que, al parecer, sufre la protagonista interpretada por Elisabeth Moss, entiendo por qué la actriz ha comprado los derechos de La señora March: le van los personajes con conflictos psicológicos.
Comienza a enrevesarse la trama de tal manera que me da por sospechar que no va a llegar a una explicación lógica. Y no me equivoqué: a mediados de la serie interviene un elemento no sé si llamarlo fantástico o sobrenatural (perdón por si destripo algo) y ya tiro la toalla porque siento que me están tomando el pelo. Leo por ahí que, a la luz de dicho elemento, lo mejor es repasar la serie desde el principio. Pues va a ser que no, que no vuelvo a perder ocho horas de mi vida.
Menos mal que la señora Moss es una actriz solvente, al igual que un escuchimizado Walter Moura, que se ha quedado en la cuarta parte de como estaba en Narcos. Lástima del horrendo papel que le ha tocado a Jamie Bell que traumatizará a los fans de Billy Elliot.
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