Sinopsis:
El relato nos traslada a la Barcelona tardomedieval del año 1387, y que narra la historia de Hugo Llor, un muchacho que pasa la mayor parte de su tiempo en las calles. Su día también transcurre en las atarazanas y su sueño es convertirse en un artesano constructor de barcos, aunque su destino es incierto. La vida de Hugo no es fácil; es un chico muy solitario y su madre se ve obligada a alejarse de él, pero cuenta con el apoyo y la protección de un respetado anciano: Arnau Estanyol.
Empiezo por confesar que no he leído la novela de Ildefonso Falcones en la que se basa la serie, continuación de La catedral del mar. Lo mismo da, porque probablemente tampoco me acordaría, que es lo que me sucedió con esta última.
En cuanto a lo poco que recuerdo la serie previa y que me iba viniendo a la memoria conforme avanzaba el primer episodio que sirve de puente con aquella, creo que me ha gustado más la presente, al menos estéticamente es menos monocolor.
Es una muy digna recreación histórica de la Barcelona del siglo XIV, donde quedan patentes las diferencias, tanto estamentarias como religiosas. A su servicio, estupendos actores como Yon González, Elena Anaya y Rodolfo Sancho, por citar tres de los principales, encarnan personajes que sufren sin parar, de esos que, cuando piensas que ya no les pueden suceder más desgracias, surge algo que los acaba de rematar.
Aun así, es una serie destacable.
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