Sinopsis:
Durante numerosas misiones más que imposibles, Dom Toretto y su familia han sido capaces de ser más listos, de tener más valor y de ir más rápido que cualquier enemigo que se cruzara con ellos. Pero ahora tendrán que enfrentarse al oponente más letal que jamás hayan conocido: Un terrible peligro que resurge del pasado, que se mueve por una sangrienta sed de venganza y que está dispuesto a destrozar a la familia y destruir para siempre todo lo que a Dom le importa.
Entre nuestros planes del fin de semana estaba el ir al cine, pero lo descartamos por dos razones: las inclemencias meteorológicas y, sobre todo, por el dolor de la pierna de Pedro. Él quería ver Fast X, por supuesto. A mí no me atraía la décima entrega de una saga cuyas películas no he visto enteras, pero, dada la cartelera, me daba igual.
Mirando por las webs de descarga de cabecera, encontré una copia en inglés subtitulada en castellano. Supuse que sería de mala calidad, de esas grabadas en un cine. Pues no: se veía perfectamente, aunque el sonido sí que flojeaba un poco. Así que pasamos la tarde del sábado, mientras llovía con ganas, viendo la película pensada, un festival hiperbólico de persecuciones de coches, choques, explosiones, tiroteos, peleas, todo elevado a la tropecientas potencia.
Al parecer, aparecen numerosos cameos de personajes que han salido en entregas previas, así que ya me tenéis preguntando a Pedro quién es ese o aquella. No hay película de acción que se precie sin un malo malísimo, y aquí es un Jason Momoa pasadísimo de rosca y de algunos kilos. Pedro se quedó un poco frustrado porque el final no es tal sino que remite directamente a la próxima entrega. No digo que no la vea, quién sabe.
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