Si pensamos en Brasil, es más que posible que la primera canción que se nos venga a la cabeza sea 'The Girl From Ipanema'. También lo es que podamos apreciar los matices de ese tono que popularizó la 'bossa nova', aun sin aparecer en los créditos del disco, aun siendo la voz, en mayúsculas, de un álbum completo. Jamás se entenderá por qué Astrud Gilberto, fallecida este martes a la edad de 83 años, nunca tuvo el reconocimiento suficiente y necesario por haber convertido un género nacional en un himno mundial.
"Astrud fue la verdadera chica que llevó la 'bossa nova' de Ipanema al mundo. Fue la pionera y la mejor. A los 22 años, puso voz a la versión en inglés de 'Garota de Ipanema' y alcanzó fama internacional. La canción se consagró como la segunda más tocada en todo el mundo, sobre todo por ella. Amo y amaré a Astrud eternamente, ella fue el rostro y la voz de la 'bossa nova' en la mayor parte del planeta", ha escrito en redes sociales la nieta de la cantante, Sofia Gilberto, para dar a conocer la triste noticia de su muerte.
Alejada de los escenarios desde la mitad de la primera década del nuevo siglo, pasó sus últimos años en Estados Unidos, dedicada a la pintura y alejada de un foco mediático en el que cayó por casualidad y que nunca le compensó con el trato que merecía: el de una artista versátil que con siendo una completa desconocida cambió el modo de escuchar y entender la música y que estuvo condenada para siempre por la condena del 'One-Hit-Wonder'.
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