Por si no fuera poca comida, una de las trabajadoras sociales llevó su famosa tarta de queso. Mira que la he pedido en montón de sitios y nunca la he comido tan deliciosa y lujuriosa. Como no llegué a participar en los regalos que les hicieron las compañeras, fui a comprar sendos pares de pendientes que espero que les gustaran como dijeron. Para redondear la comida, nos invitó una de las cumpleañeras, que recibió la noticia de un ingreso económico. Doble celebración, pues.
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