El sábado 2 había amenaza de DANA para la noche, estando la zona en alerta, cuando Loli y yo teníamos entradas para ver a Hombres G en Alicante en un recinto al aire libre.
Aunque parezca mentira, no los había visto nunca en directo y me acordé de que mi sobrina Sonia, evidentemente mucho más joven que yo, sí.
Me pasé toda la tarde pendiente de las redes sociales del grupo y de la empresa organizadora del concierto por si lo anulaban, haciendo caso de las múltiples peticiones de usuarios que se tenían que desplazar desde otras ciudades y de otros que clamaban que la mayoría de los asistentes, rondando o sobrepasando el medio siglo, no estábamos en condiciones de mojarnos. Quejas inatendidas, por supuesto. Los del recinto argüían que no se esperaban lluvias torrenciales hasta medianoche, lo que tampoco era de mucho consuelo. En principio, Pedro iba a dejarnos y marcharse a casa para volver a por nosotras al final del concierto, pero ante tal panorama se quedó en la furgoneta.
Cuando llegamos, la primera fila de la plataforma para personas de movilidad reducida estaba ocupada, por lo que no nos quedó más remedio que ponernos en la segunda, lo que resultó afortunado ya que esta tenía techo en caso de lluvia. De todos modos, yo iba pertrechada de chubasquero y otros plásticos que me cubrían a mí y a la silla por completo.
El concierto empezó puntualmente a las 21:30 y en las dos horas de duración hubo episodios de lluvia, a veces bastante intensa. El descampado lleno de miles de personas era un paisaje multicolor de paraguas e impermeables en movimiento al ritmo de la música.
En cuanto al concierto en sí, los cuarenta años de carrera que celebran los Hombres G dan para muchas canciones conocidas y otros tantos recuerdos. No puedo decir que fuera de mis bandas favoritas de los ochenta, pero ya son patrimonio de la memoria colectiva de nuestra generación. Sonaban de categoría, ayudados de un trío de metal, un pianista y, en algunos temas, un quinteto de cuerda. Mientras descansaban un poco, en pantalla aparecían testimonios de figuras principales de la música en español que los felicitaban por esas cuatro décadas de carrera.
Por supuesto, canté hasta desgañitarme, lo que no ayudó a que parase la lluvia.
Cuando salimos y, en medio de una riada humana, pudimos llegar a la furgoneta donde nos esperaba Pedro, no tardó ni cinco minutos en empezar a descargar una tromba de agua como jamás había visto. Los limpiaparabrisas no daban abasto a despejar el agua. Menos mal que ya estábamos resguardados dentro del vehículo, porque el exterior daba miedo. Menudos ríos de agua circulaban por las calles. Con mucha paciencia conseguimos salir de allí y llegar a casa sanos y salvos. Llovía en Agost, pero nada comparable.
2 comentarios:
Es verdad, yo los vi en los dosmiles. No sé ni por qué fuimos pero nos lo pasamos súper bien! Las fans les siguen tirando sujetadores?
Con la lluvia que caía, no vi que se los tiraran.
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