Sinopsis:
Una historia de Roald Dahl sobre un hombre rico que se entera de la existencia de un gurú que puede ver sin usar los ojos y se propone dominar esa habilidad para hacer trampas en el juego.
El cine de Wes Anderson es de los pocos en la actualidad con sello propio, de esos que revelan la autoría con solo ver un fotograma. Aquí se ajusta a lo anterior.
Este mediometraje, de unos tres cuartos de hora, es visualmente una preciosidad, como un cuento desplegable como los que le regalaba a mi sobrina Luna cuando era pequeña y que trataba con tanto cuidado.
La historia está basada, bastante literalmente según tengo entendido, en un relato de Roald Dahl, un cuento para todas las edades sobre un personaje peculiar, interpretado por mi querido Benedict Cumberbatch, que tanto tiempo hacía que no veía y que también aparece en otros papelitos. Le secundan actorazos como Ralph Fiennes, Dev Pattel, o Ben Kingsley, entre otros.
Como única pega a esta fantasía de policromía, es la rapidez con que hablan los actores, lo que dificulta recrearse en las palabras del autor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario