Sinopsis:
Martita de Graná llega a Barcelona tras toda una gira de “Mi padre flipa”, un poco cansada de repetir una y otra vez el mismo texto sobre el escenario. Siente que Barcelona le cargará las pilas para recuperar la chispa y que quedarse aquí le dará una nueva dimensión a su carrera, sobre todo porque no tiene muy claro que va a ser de ella cuando acabe la gira. Pero no funciona. En la ciudad, sus planes se truncan: rodeada de postureo, ella cree no está a la altura, y se esforzará por encajar en un ambiente radicalmente distinto al suyo, dejando atrás su vida y sus costumbres de Granada. Un error monumental que la bloqueará todavía más.
Me encantan las series cuyos episodios no suelen pasar de los veinte minutos, porque se pueden ver en cualquier momento, y más si son comedia como esta.
A Martita de Graná, la protagonista que se interpreta a sí misma, la recuerdo de su divertido papel de amiga en De Caperucita a loba. Me constaba que también es monologuista, de hecho, actúa próximamente en el Teatro Principal de Alicante.
Aquí Martita se plantea un cambio de repertorio para desesperación de su representante, un descacharrante José Corbacho. Para inspirarse se traslada a Barcelona donde las cosas no acaban de salir a su acomodo, lo que plantea dos dicotomías: el choque cultural entre el sur andaluz y el norte catalán, y la fábula del ratón de campo y el ratón de ciudad.
Lo que no me ha convencido es la torpeza de la protagonista, supongo que por mor de la comedia, pero me parece un recurso demasiado trillado que a mí por lo menos me hace poca gracia.
Por lo demás, me gustaría ver otra temporada.
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