Sinopsis:
Vitoria, 2022. El exinspector Unai López de Ayala —alias Kraken— recibe una llamada anónima que cambiará lo que cree saber de su pasado familiar: tiene una semana para encontrar el legendario Libro Negro de las Horas, una joya bibliográfica exclusiva, si no, su madre, quien descansa en el cementerio desde hace décadas, morirá. ¿Cómo es esto posible? Una carrera contra reloj entre Vitoria y el Madrid de los bibliófilos para trazar el perfil criminal más importante de su vida, uno capaz de modificar el pasado, para siempre.
Los filones están para ser explotados. Tanto en literatura como en cine o televisión, las franquicias suelen funcionar porque tienen un público fidelizado. No seré yo quien me oponga a ellas, aunque es verdad que hay veces que el chicle se estira demasiado.
Cuando reseñé Los señores del tiempo, la novela que yo pensaba que cerraba la Trilogía de la Ciudad Blanca, escribí que agradecía el digno final. Ilusa de mí.
Aquí el protagonista sigue siendo Kraken, aunque podría haber sido cualquier otro perfilador o agente de la ley. Aparecen otros personajes de la trilogía previa también, pero su peso en la trama no es tal como para hacer indispensable la lectura de los otros libros.
Son precisamente estos, los libros, en especial los valiosos de coleccionista, el objeto de deseo que articula los crímenes que Unai ha de desentrañar, relacionados con su familia.
Alabo el mérito estilístico de la narración en segunda persona de ciertos capítulos, novedoso y atractivo.
¿Seguiré leyendo más aventuras de Kraken si las hubiere? Por supuesto, a la espera de que tenga más enjundia que esta.
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