miércoles, 31 de enero de 2024

Pídeme lo que quieras


Sinopsis:

Tras la muerte de su padre, el prestigioso empresario alemán Eric Zimmerman decide viajar a España para supervisar las delegaciones de la empresa Müller. En la oficina central de Madrid conoce a Judith, una joven ingeniosa y simpática de la que se encapricha de inmediato.

Judith sucumbe a la atracción que el alemán ejerce sobre ella y acepta formar parte de sus juegos sexuales, repletos de fantasías y erotismo. Junto a él aprenderá que todos llevamos dentro un voyeur, y que las personas se dividen en sumisas y dominantes... Pero el tiempo pasa, la relación se intensifica y Eric empieza a temer que se descubra su secreto, algo que podría marcar el principio o el fin de la relación.


Las novelas románticas pueden estar polarizadas: o la tensión erótica no resuelta llega a tan punto que te dan ganas de gritar a la autora para que les dé permiso para que se enrollen, o las que lo dan todo a las pocas páginas.

Esta novela es de las últimas: sexo tan a punta pala que cansa y aburre, y raras son las páginas que no lo contienen.

El problema es que es hija de las dichosas Cincuenta sombras de Grey, aunque no tan mal escrito: un protagonista masculino poderoso, atractivo, con secretos y preferencias sexuales no habituales. La diferencia es que a este no le da por el sado sino por compartir a su pareja con otros. La imbécil de la protagonista, a la que aparece darle de bofetadas, no solo  consiente la humillación sino que encima afirma que la disfruta porque le da morbo. Con su pan se lo coma.

Para colmo, conforme me acercaba al final de las 464 interminables páginas, veía que la conclusión no llegaba sino que habría continuación. Que no cuente conmigo la señora Megan Maxwell.

 

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