Sinopsis:
Thor está preso al otro lado del universo sin su poderoso martillo y se enfrenta a una carrera contra el tiempo. Su objetivo es volver a Asgard y parar el Ragnarok porque significaría la destrucción de su planeta natal y el fin de la civilización Asgardiana a manos de una todopoderosa y nueva amenaza, la implacable Hela. Pero, primero deberá sobrevivir a una competición letal de gladiadores que lo enfrentará a su aliado y compañero en los Vengadores, ¡el Increíble Hulk!
El domingo salimos a comer y luego al cine. Por supuesto, vimos la nueva entrega marvelita. Frente a la vertiente más oscura de las adaptaciones de DC, Marvel sabe que el triunfo es combinar acción con comedia. Este último factor está más en la línea de Guardianes de la galaxia, junto a su estética tirando a ochentera. Por cierto, el director de fotografía es el español Javier Aguirresarobe. Funciona apoyado, entre otros, por la vis cómica de Chris Hemsworth (ya probada en Cazafantasmas), un tipo con más que ofrecer que ese cuerpazo de escándalo.
A pesar de que, por desgracia, no lo demuestre, también está buenísimo Tom Hiddleston, aunque las extensiones negras de Loki no le favorecen. Huelga decir que mi parte favorita es los escasos minutos que aparece el Doctor Strange. Me da rabia que parte de ese poco tiempo sea el mismo que la escena postcréditos de su película. La escena Loki+Strange, una decepción total. Si parpadeas te lo pierdes. Con lo que me apetecía babear con Ben y Tom juntitos... En fin, tampoco me voy a quejar, que ha sido una alegría verlo.
Reseñaré también al nada desdeñable Karl Urban, a pesar de la calva.
Quizás sea la película menos violenta de la saga, buscando, supongo, un público más familiar. Me ha gustado el tratamiento de los personajes femeninos: heroínas o malvadas, todas tienen entidad por sí mismas, sin depender de un hombre. Es un acierto la fidelización de los fans con la presencia en mayor o menor medida de alguno de los Vengadores y guiños como el cameo de Stan Lee o las dos escenas postcréditos de rigor, la segunda de las cuales es esta vez totalmente prescindible.