Sinopsis:
Durante una misión de rescate a vida o muerte en el espacio, Jean Grey es alcanzada por una fuerza cósmica que la transforma en uno de los mutantes más poderosos. Jean pierde el control en la lucha con su creciente e incontrolable nuevo poder y sus demonios personales, amenazando con destruir la familia de los X-Men y el mismísimo planeta.
Aparte del Superman de Christopher Reeve, creo que fueron los mutantes mi primera incursión en este género y me sentí identificada en su defensa de lo diferente. Aquí la historia se centra en la juventud de Jean Gray, por lo que no aparece Lobezno, lo que es una pena. Por una vez, el enemigo de los mutantes es una de ellos, por lo que es difícil tomar partido.
No abundan las escenas de acción tanto como en otras entregas ya que priman las relaciones entre los personajes y su evolución hasta llegar a ser los que conocimos en las primeras películas de la saga. Me pensaba que esta serviría de puente entre aquellas y las más recientes, pero no, porque aquí muere un mutante que años después en la línea cronológica aparecerá vivo, por lo que intuyo que habrá una nueva entrega que explique tal circunstancia. Por supuesto, no podía faltar el toque feminista con la reivindicación de que el grupo merecería llamarse X-Women, problema que se habría solventado de haber mantenido la denominación española que recuerdo de pequeña: Patrulla X.
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