Sinopsis:
«Te doy todo este libro para que aparezcas», dice el protagonista. Se ha escapado, mantiene una relación con el pasado, pero el pasado ya no está. La parte escondida del iceberg es la reconstrucción amorosa de un ser excepcional. Un escritor perdido en París; la ciudad le pesa, solo la necesita para encontrar los recuerdos, como migas de pan, de aquello que fue. Para eso debe atravesar un invierno de recuerdos. Se adentra en un territorio desconocido, devastado además por una tormenta emocional, una ruptura que arrasó su paisaje interior hasta hacerlo irreconocible.
Son bastantes las novelas de Màxim (ahora Máximo) Huerta que he reseñado por aquí, además de las dos veces que he hablado con él.
Es difícil aplicar el término de "novela" a esta complicación de recuerdos, tanto del pasado reciente como de la infancia, parte guía de viajes y reflexiones metaliterarias, donde no se cumple el consabido planteamiento, nudo y desenlace. He de admitir que dicha propuesta al principio me chocó y casi me aburrió de no ser porque no tardé en conectar con la desnudez emocional del escritor al narrar el proceso de duelo por un amor perdido, de quien no consigna el nombre ni el sexo. Ni falta que hace. A buen entendedor... No me avergüenza (bueno, un poco sí) reconocer que he buscado por internet quién era el objeto del deseo de Máximo y no me ha parecido para tanto.
Al final, la narración atrapa porque quien más quien menos ha sufrido la pérdida de un amor, aunque no haya viajado a París para superar el duelo. Y porque el autor escribe bien, lo que no es tan común entre quienes publican en España.
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