domingo, 21 de junio de 2020

Apocalipsis, de Stephen King



Sinopsis:
Visión épica de un futuro apocalíptico, en la que los supervivientes de una terrible plaga mundial han de elegir su lugar en la batalla definitiva del bien contra el mal que decidirá el destino de la humanidad. Los seguidores del diabólico Randall Flagg planean reconstruir el mundo en consonancia con su tenebrosa imagen, mientras que un valiente cuarteto dirigido por la vieja anciana Abigail Freemantle inicia una misión heroica contra Flagg y sus secuaces. Al enfrentarse a los más increíbles peligros, arriesgarán mucho más que sus vidas en un intento desesperado de resistir y derrotar al mal.

Esta es la última serie que he visto, cuatro episodios de hora y media, que data de 1994. Como os preguntaréis a qué santo acudo a reliquias del siglo pasado, os lo cuento.


Leí que se iba a hacer una nueva versión del libro en la que Alexander Skarsgard sería el ser maligno que amarga la existencia del resto de personajes. Para hacerme una idea, pensé leer la novela, que King no me desagrada, pero en la biblioteca no la tenían. La bibliotecaria se ofreció a tramitar un préstamo interbibliotecario. Me vino un flash y pregunté cuántas páginas tenía el librito. ¡Unas 1500! ¡Ni pensarlo! Y en edición de bolsillo, cuya letra será diminuta. Total, una amiga de Facebook comentó que había repasado la serie antigua durante la cuarentena, así que la busqué y la vi.

Hay que ver cuán diferentes son las series de los 90 de las actuales, y no solo por los efectos especiales. Contienen una especie de inocencia que se ha perdido. Seguro que la nueva será más violenta y sangrienta.


En cuanto a la historia, el principio me ha erizado: un misterioso tipo de gripe que diezma la población, del que se salvan muy pocos, el resto de personajes, inmersos en la América profunda que tan bien describe el autor, que por cierto se adjudica un papel secundario. De las pocas novelas que he leído suyas le agradezco la visibilidad de la discapacidad, tanto física como mental, que de los dos tipos hay aquí: un joven y monísimo Rob Lowe, que me encantaba en mis años mozos, interpreta a un sordomudo. En cuanto al ser diabólico, menos mal que a Alexander no le han puesto el pelucón noventero de cantante de heavy, como se ve en la foto.


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