Sinopsis:
Nat Dickstein, uno de los mejores agentes secretos israelíes, tiene una misión crucial: hacer desaparecer el barco que transporta el uranio que Egipto necesita para poseer la bomba atómica. Ciertamente una misión casi imposible, ya que egipcios y palestinos no están dispuestos a contemplar pasivamente cómo se esfuma su gran baza para inclinar a su favor el conflicto de Oriente Medio.
Cuando me planteo empezar una novela de Ken Follett, me da una pereza enorme enfrentarme al casi medio millar de páginas (en este caso, y no es de las más extensas). No obstante, al ponerme a leer, no tardo en verme inmersa en la trama que plantea.
Esta es una novela de acción y de espionaje, en la mejor tradición al estilo James Bond, con la excepción de que el protagonista no es tan atractivo, glamuroso ni seductor como aquel, lo que hace más creíble la historia de amor que subyace.
Como buena trama del género, encontramos espías británicos, norteamericanos, soviéticos, egipcios, israelíes y palestinos, la flor y nata de cada servicio de inteligencia mundial. En consecuencia, son numerosos los escenarios que nos muestra el autor.
Lo curioso es que la trama está basada, inspirada más bien, en un hecho real que destapó The Daily Telegraph nueve años después de que sucediese. La realidad supera a la ficción.
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