Sinopsis:
Se centra en las aventuras de dos personajes del MCU (Universo Cinematográfico de Marvel): Falcon y Soldado de Invierno. Seis meses después de recibir el manto del Capitán América, Sam Wilson se une a Bucky Barnes en una aventura que pondrá a prueba sus habilidades, destrezas y paciencia.
Tras el para mí fallido intento de retomar la magia marvelita que supuso Bruja Escarlata y Visión, esta serie de los amigos del Capitán América me ha reconciliado con la saga de Vengadores, de la que me sentía huérfana.
A lo largo de ocho episodios, nos narra una trama lo suficientemente conclusiva para no dejarnos a medias, pero con unos cuantos cabos sueltos, como apariciones de personajes conocidos en entregas previas, que presagian continuación, bien en serie, bien en película.
Aunque a priori no me lo parecía, lo cierto es que existe química entre los protagonistas, muy guapotes ellos, y propician humor a la par que acción, con secuencias que poco tienen que envidiar a las de los largometrajes.
Además, se hace más presente la crítica social y política, en la medida de un producto de consumo masivo. Así, pone en primer plano la situación de los refugiados y, sobre todo, es un alegato antirracista que termina bien en la ficción porque se consigue que un hombre negro llegue a ser un Capitán América.
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