Sinopsis:
La joven Clara Belmonte comienza a cocinar para Diego, Duque de Castamar. Esto cambiará la vida de ambos, que tendrán que luchar contra uno de los grandes obstáculos de la época para estar juntos: la diferencia de clases, además de hacer frente a la sed de venganza de Enrique de Arcona.
Por fin he terminado de ver esta maravillosa serie. Al mismo tiempo que tenía tantas ganas de llegar al duodécimo y último capítulo como pena por despedirme de los personajes que me han cautivado.
Mi relación con ellos comenzó con el anuncio de la adaptación a la televisión de la novela de Fernando J. Múñez. Como os conté, pedí el libro a la biblioteca y me sumergí en los vericuetos del ducado de Castamar en tiempos de Felipe V.
Por mucho que me enamoró la lectura, ya sabéis de lo floja de mi memoria. Aunque algunos detalles se me escapaban, lo cierto es que, para mi sorpresa, recordaba casi todo, incluso las diferencias entre la novela y la serie. Reconozco que las subtramas suprimidas y las añadidas enriquecen la narración televisiva.
Respecto a esta, es un primor la puesta en escena, con unos escenarios naturales e históricos, como el palacio de Boadilla del Monte, los bosques de El Escorial, en Madrid, y el monasterio de Lupiana, en Guadalajara, y el mimo en la recreación de vestuario, peluquería, decoración,... Nada hay que envidiar a producciones de la BBC, por ejemplo, que son el referente.
Para completar el panorama, el excelente trabajo actoral de todo el elenco, protagonistas y secundarios. Entre estos últimos, la encantadora valenciana Paula Usero como la doncella del mundo de los de "abajo". De los de "arriba", mi querido Roberto Enríquez encarnando al duque de Castamar.
Uno de los éxitos de la temporada, bien merecido.
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