lunes, 31 de enero de 2022

Rafa Nadal logra su 21º Grand Slam

 


Inscriben el tenis y el deporte, en realidad, la fecha con un cincel de oro: 30 de enero de 2022, día en el que Rafael Nadal vence en 5h 24m a un guerrillero de pura cepa llamado Daniil Medvedev y en el que el español asciende al altar de los altares, con el ansiado 21 ya en el registro después de una refriega extraordinaria: 2-6, 6-7(5), 6-4, 6-4 y 7-5. Por primera vez, quedan atrás Roger Federer y Novak Djokovic, sus intrépidos compañeros de viaje. Eleva su segundo trofeo en Melbourne, que le volvía la espalda desde 2009 y ahora enmarca la ascensión a la cima histórica de la raqueta. Son la 1.10 hora local, las 15.10 en España, y el ruso levanta por fin la bandera blanca. Nadal lanza un pelotazo con el pie, se arrodilla emocionado y se funde en un abrazo con su equipo.



Tiene la escena algo o mucho de romántico, dadas las circunstancias de lo que acontece y lo esquivo del 21. No atinó Federer hace tres años, en Wimbledon, y el propio Medvedev se lo negó en septiembre a Djokovic en el US Open. Era el turno de Nadal, a rebufo durante la mayor parte de la carrera histórica entre los tres gigantes y que aterrizó el 30 de diciembre en Melbourne cogido con alfileres, después de medio año en la enfermería. También en el sofá. Por ahí pasó la tentación, dijo, de rendirse ante el pie izquierdo que le martillea, pero al final decidió coger ese avión y este domingo, el chico que hace 17 años cayó como un rayo sobre Roland Garros se impuso en el hostil hábitat de las Antípodas a otro una década más joven que él.




Partidos así de importantes no los puedo ver en directo porque me pongo muy nerviosa. Pero me alegro de corazón del triunfo de un tipo tan grande como Rafa Nadal.


2 comentarios:

Mari Pau dijo...

Va durar cinc hores. Massa per a estar pendent en directe pegats a la tele

Mari Pau dijo...

Altres companys d'ell són uns maleducats, ell em cau molt bé per la seua sensatesa. Lo de la foto amb l'emèrit li lleva punts als meus ulls però ningú és perfecte.