Sinopsis:
En 1922, el nacimiento de un niño en Nueva York cambiará la historia del mundo un siglo después. Los servicios de inteligencia soviéticos diseñan para ese bebé el más audaz plan de espionaje jamás imaginado. Unos años más tarde, Lavrenti Beria, el sanguinario jefe de la policía bolchevique, presentará ese plan a Stalin, que se apropiará del operativo y lo convertirá en una misión personal y extremadamente secreta, advirtiendo a su ejecutor de algo muy importante: no se le puede escapar de las manos. Será la Operación Kazán. Ni Beria ni Stalin vivirán para ver cómo aquel niño nacido dos décadas atrás en Nueva York, y que se ha convertido en un espía, culmina su ambicioso proyecto, latente durante lustros.
Mi última lectura ha sido Operación Kazán, del periodista Vicente Vallés, un señor que me parece muy fiable y de mucho sentido común, tan necesario en el mundo de la comunicación de hoy en día. Me ha absorbido la trama de espías ordenada por un trasunto de Putin y asombrado cómo funcionan las agencias de espionaje internacionales. Tan flipante como acongojante, por no cambiar de lugar algunas letras. Es un libro que anima a pasar página tras página hasta saber cómo termina esa trama que puede cambiar el destino del mundo.
La única nota negativa es que encontré una falta de ortografía terrible. Como ya me conoces, pensé en ponerme en contacto con el autor a través de Twitter. El problema es que lo tenía cerrado para mensajes privados, así que, tras mucho meditarlo, publiqué un tuit en abierto. Cuál sería mi sorpresa cuando vi que el autor me respondía. Muy agradecida por el detalle.
3 comentarios:
Parece que es una novela muy interesante, porque, aparte de temas tan candentes como el expansionismo ruso (parejo al expansionismo occidental o al chino, si a eso vamos), toca también el problema de la legalidad de las escuchas telefónicas en los servicios de espionaje. Lo dicho, como la (actual) vida misma.
La historia tuitera no termina aquí. La segunda parte, próximamente.
Ah, pero ¿hay segunda parte? Buenooo, de ahí parece que sale otra historia.
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