El domingo por la mañana, mi amiga Encarni celebraba su cumpleaños, que fue el día 2, y ya lo había pospuesto por mi viaje. A las 11, la hora acordada, llovía a cántaros. Ni me planteé que me llevase Pedro porque no me salvaría del chaparrón entrando y saliendo de la furgoneta. Afortunadamente, un cuarto de hora después, paró de llover y al bar que me fui. A la cumpleañera la acompañaban su hija Lourdes y su nieta, la chiquitina Chloe, que fue el centro de nuestra atención, y es que la pequeña estaba para comérsela, vestida con un conjunto que le regalamos las Guapetonas.
Su abuelita también estará muy favorecida con el outfit que le regalamos, compuesto por blusa, pantalones y bolso, todo a juego. El colofón a un almuerzo estupendo fue la tarta de Rosa, esta vez de galletas Lotus, turrón y dulce de leche, pura poesía gastronómica.
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