Sinopsis:
Corre el año 1963 y el legendario detective Sam Spade disfruta de su jubilación en el sur de Francia. A diferencia de sus días como detective privado en San Francisco, la vida de Spade ahora en Bozouls es tranquila y apacible. Pero el rumoreado regreso de su viejo adversario lo cambiará todo. Seis monjas han sido brutalmente asesinadas en el convento local. Mientras el pueblo se aflige, surgen secretos y se establecen nuevas pistas. Spade se entera de que los asesinatos están relacionados de algún modo con un misterioso niño que, según se cree, posee grandes poderes.
Monsieur Spade retoma el personaje creado por Dashiell Hammett una veintena de años después de El halcón maltés, por ejemplo.
El detective cambia las calles de San Francisco por un pueblo vitivinícola del sur de Francia, lo que me lleva a reflexionar sobre un tema que siempre me ha chocado: llega una persona anglohablante a una localidad recóndita de cualquier parte del mundo cuyo idioma oficial no sea el suyo ¡y encuentra a alguien que domina el inglés! Yo te aseguro que en los años sesenta en Agost nadie hablaba inglés, ni siquiera lo chapurreaba. El supuesto turista habría cambiado de destino. Lo que habría sido una lástima si hubiera sido como Clive Owen, otro quinto mío, que sigue teniendo su aquel.
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