martes, 22 de octubre de 2024

XXIII Feria Artesanal y Gastronómica

 


En Agost se ha celebrado la Feria Artesanal y Gastronómica, nada menos que en su vigésima tercera edición. El viernes 5 asistí en el museo de Alfarería a la presentación de la Pieza del Año, que ha sido el cántaro vilero. Además de un vídeo con la elaboración y las palabras del artesano y de las autoridades, para amenizar el acto hubo música en vivo del grupo Mamboula, clarinete, piano y voz, una preciosidad.



El 9 fue el día de la Comunidad Valenciana donde el acto principal es una comida al aire libre en la plaza de España, de paella principalmente. Llevaba años sugiriendo a las Guapetonas apuntarnos al sarao y siempre me daban calabazas. ¡Hasta este año! Sin acabar de creerlo, nos apuntamos cinco más Mari Pau y encargamos el arroz a banda al negocio de comidas para llevar de nuestra amiga Rosa. Compramos aperitivos y de postre pastitas y un brazo de gitano, mitad de turrón, mitad de chocolate. El ayuntamiento aportaba mesas, sillas, manteles y dos bebidas por cabeza. La plaza estaba abarrotada, así como las calles aledañas: a mí pregunta, me dijeron que éramos casi novecientos comensales. Para culminar la diversión, hacía un tiempo estupendo, sin apenas calorazo. Y sí, con música en directo con la colla de dulzainas y tamboriles. Lo pasamos en grande comiendo, charlando de todo y disfrutando del ambiente.



La feria terminó el domingo 13 y creo que la he aprovechado bien, a pesar de la sensación de no poder acudir a todos las actividades, tantas que se solapaban. Así, he prescindido de las rutas turísticas este año porque casi me las sé de memoria y me he apuntado al tapeo con mis amigas a la hora del aperitivo, para también disfrutar de la música en vivo que las amenizaba. 



Una asociación cultural china hizo demostración de bailes típicos y en una mesa transcribirán el nombre en caracteres chinos. El mío sería algo así como Kongzi




También fui a ver la representación a pequeña escala de las danzas del Rey Moro. 




Por último, aunque no tenía la intención, asistí por tercera o cuarta vez a la ruta teatralizada Una boda en el museo porque me aseguraron cambios en el argumento, lo que tampoco es tan importante: lo que cuenta es la gracia de mis paisanos y la recreación de la vida cotidiana en Agost en la época cuando la alfarería era parte esencial de ella.



3 comentarios:

Alberto dijo...

Vaya trajín, Conchita... 😜😜

Conchi dijo...

Trajines de esos, que vengan las que quieran.

Jannin Celestín dijo...

Que bello que se mira, toda una experiencia!! 😎🎉