Sinopsis:
El 21 de diciembre
de 1970, Elvis Presley se acercó a Washington, dispuesto a encontrarse con el
Presidente en persona para así conseguir una placa de agente federal que le
permitiese luchar contra la drogadicción en el país. Richard Nixon aceptó este
peculiar encuentro, permitiendo al Rey del Rock & Roll entrar en el
Despacho Oval de la Casa Blanca. Ambos se encontraban en momentos cruciales de
sus carreras. Elvis entraba en declive a medida que la "beatlemanía"
arrasaba hasta en los Estados Unidos, mientras que Nixon tenía que enfrentarse
a la posibilidad de perder la guerra de Vietnam.
Lástima que un momento histórico tan bizarro como la entrevista entre Nixon y Elvis no fuese grabada. Esta película dramatiza una posible conversación entre esos dos líderes, cada uno en su campo.
Salvando las distancias, las aspiraciones políticas de Elvis me recordaron las
de Pablo Escobar que muestra la serie Narcos. Y la misma afición a las armas
también.
Michael Shannon no me resulta físicamente creíble como Presley; sin embargo, capta la esencia del personaje. La recreación del presidente por parte de Kevin Spacey es impresionante. Qué talento el de este hombre.
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