Sinopsis:
El sol comienza a provocar la muerte de todo aquél que se expone a él por motivos desconocidos. Se trata de un misterioso evento cósmico que está arrasando el planeta. En Bélgica, los pasajeros y la tripulación a bordo de un vuelo nocturno intentan evitar el sol y ponen rumbo al norte, esperando poder refugiarse en la oscuridad.
En una tarde de domingo vi los seis episodios que componen la primera temporada de esta serie. Este último dato no lo supe hasta que se acercaba el final y me percaté de que era imposible que terminase.
Aunque a priori tenga poco que ver con la pandemia que sufrimos, en cierto modo me identifiqué con la sensación de enfrentarse a un miedo desconocido que obliga a estar confinados, en un avión en este caso.
Dicho miedo, sin ser despreciable, es más bien una excusa para abordar la personalidad y el comportamiento en circunstancias extremas de unos personajes muy distintos entre sí, incluso desde el punto de vista lingüístico: al ser una producción belga, el idioma mayoritario es el francés, pero también se expresan en flamenco, inglés, árabe, turco, ruso e italiano. No sé cómo lo habrán solventado en el doblaje.
Me ha entretenido, pero no sé si hasta el punto de seguir la segunda temporada cuando llegue.
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