Sinopsis:
Lady Callista sabe que hay cosas que una dama no debería permitirse. Ser pelirroja y algo tímida. Seguir soltera a los veintisiete años. Preferir una vida apacible en el campo a la temporada en Londres. Entregarse a sus alocadas fantasías de una vida aventurera y romántica. Ser una experta en la cría de ganado (afición que su familia ha ocultado tanto como ha podido). Haber tomado unas particulares lecciones de francés... Y, sobre todo, dejar que el elegante, atractivo, imprevisible y siempre misterioso Trevelyan, duque de Monceaux -su compañero de juegos y travesuras en la infancia, su loco amor de juventud-, reaparezca en su vida tras nueve largos años de silencio para volverlo todo, incluido su corazón, del revés.
Qué mala suerte estoy teniendo con las novelas románticas. Vale que no sea un género donde brille la excelencia literaria, pero sería de agradecer un mínimo esfuerzo por entretener al margen de llenar páginas sin ton ni son.
Para empezar, el título poco se ajusta al argumento y por una vez no es culpa de la traducción libre, que en el original es Lessons in love, igual que una canción de Level 42 de los años 80.
El esquema se repite hasta la saciedad: muchacha inocente en lides de amores se enamora de noble mundano reticente al matrimonio por razones que varían de novela en novela. Como con ello cuesta llenar casi cuatrocientas páginas, hay que rellenar con anécdotas de toda índole, como la desaparición de un toro inglés cuya descripción alcanza casi una página. Sumamente interesante, como podéis imaginar.
Tenía pensado alternar una novelita del género con otra lectura diferente, pero creo que no lo podré soportar.
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