Sinopsis:
Novela histórica situada entre 1560 y 1565, durante el reinado de Felipe II y Solimán. Continuación de la anterior del mismo autor, El Cautivo, y con el mismo protagonista, Luis María Monroy. Éste es hecho esclavo en el sitio de la isla de Gelves y, a partir de ahí, inicia un recorrido geográfico y vital que le lleva de Trípoli a Costantinopla y de allí a sur de Italia, donde los cristianos luchan contra los turcos para proteger Malta de su ataque. Gracias a sus habilidades con el laúd, a su fina intuición y a algún que otro golpe de suerte, no sólo conservará la vida, sino que se convertirá en una pieza clave en las tramas de espionaje que facilitaron algunas importantes victorias a la flota cristiana.
Esta novela narra las peripecias de un cautivo español en manos de otomanos durante el reinado de Felipe II. Al parecer, una novela previa cuenta cómo cayó prisionero en Los Gelves; por fortuna, no haberla leído no me ha impedido disfrutar de la presente.
Considero que tiene mucho mérito escribir una novela histórica buena porque ha de cumplir un doble cometido: por una parte, guardar un rigor histórico, no sólo a los hechos sino también a la ambientación, al conocimiento de la sociedad, usos y costumbres, e incluso, hasta donde sea posible, la expresión lingüística; por otra parte, ha de ser lo bastante amena para que el lector, incluso si conoce los hechos históricos y, por tanto, el desenlace, mantenga el interés por continuar leyendo. El autor cumple con el doble propósito.
Lástima que he hallado dos faltas ortográficas bastante garrafales. Le comuniqué la primera por Instagram (en privado, por supuesto, que los trapos sucios se lavan en casa) y no me respondió, así que no me molesté en señalar la segunda. ¿Quién me manda a mí enmendar la plana a nadie?
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