viernes, 21 de junio de 2024

Eric



Sinopsis: 

Nueva York, años 80. Narra la búsqueda desesperada que emprende un padre cuando Edgar, su hijo de nueve años, desaparece por la mañana de camino al colegio. A Vincent, uno de los marionetistas más destacados de Nueva York y creador de una popular serie televisiva infantil, le resulta insoportable lidiar con la pérdida de Edgar, se odia a sí mismo y se culpa de la desaparición. En ese estado, se aferra a los dibujos que hacía su hijo de un monstruo azul, una marioneta llamada Eric, convencido de que si logra que Eric salga por la tele, Edgar volverá a casa. El comportamiento de Vincent, cada vez más destructivo, lo distancia de su familia, de sus colegas y de los policías que intentan ayudarlo. Será Eric, ese delirio fruto de la necesidad, quien se convierta en su único aliado en la lucha por traer a su hijo a casa. 




En un par de días he devorado los seis episodios de Eric, la serie de Netflix protagonizada por mi querido Benedict Cumberbatch, cuya presencia en la pantalla tanto echaba de menos. Aquí hace un tour de force interpretativo para encarnar a un padre cuyo hijo desaparece. Se revela un ser poco edificante que desciende a los infiernos del alcoholismo y de los bajos fondos del Nueva York de los ochenta. 

Por muy bajo que caiga, lo asombroso es que lleva siempre las gafas impolutas, cuando a mí se me enguarran con solo respirar. Su personaje no se presta a lucir atractivo, pero aun así lo está. Hay que verlo, mejor dicho oírlo, en versión original, que sus giros de voz son portentosos.



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