Sinopsis:
Sin piedad. La codicia puede acabar con cualquiera. 1923, Montana. Sigue a la familia Dutton en su lucha por defender sus preciadas tierras durante la dura época de la Gran Depresión y la Ley Seca. Cuando la codicia y la violencia se adueñan de todo, hay que estar dispuesto a llegar hasta el final.
He terminado de ver la segunda y última temporada de la serie 1923, y eso que no me gusta el western. Así y todo, empecé a verla por un doble motivo: por un lado, es una precuela de Yellowstone, de cuya primera temporada no pasé; por otro, la protagoniza un inmenso Harrison Ford, acompañado por la no menos solvente Helen Mirren, una pareja con muchas décadas a la espalda de profesionalidad y saber hacer.
De un país poblado casi enteramente por inmigrantes, resulta aún más doloroso e incomprensible la intolerancia de su presidente para los que llegan de fuera y, como aquí, son imprescindibles para el funcionamiento de la sociedad. A los nativos del terreno, la serie muestra el tratamiento de casi exterminio que sufrieron, al igual que la calaña de los repobladores inmigrantes: lo peor de cada casa, sedientos de sangre y violentos en extremo con tal de conseguir unas tierras robadas: de aquellos polvos, estos lodos.

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