Como al niño de la viñeta del genial Forges, me corroe las entrañas la cantidad de millones que se van a dilapidar con la convocatoria de nuevas elecciones. Un hatajo de ególatras son esos politicastros incapaces de aparcar sus intereses y aunar fuerzas por un bien común. ¿Y quién garantiza que el resultado no será el mismo? ¿Por qué los electores han de cambiar su voto? Si es porque sus candidatos no se lo merecen, creo que nadie votaría.
Por cierto, si queréis un análisis lúcido de los (fingidos) intentos de pactos de los últimos meses, pedídselo a nuestra amiga Carolina.
2 comentarios:
La política es un cáncer!!!
Cierto, Johnny, pero me temo que en realidad el cáncer lo tenemos dentro de la sociedad: esas redes de poder, de intereses, de influencias que es muy difícil desbaratar y que lo impregnan todo. Aunque llegue alguien dispuesto a poner un poco de justicia y honestidad sobre el tapete, esa maraña de lo establecido acaba ahogando todo intento de cambiar las cosas.
Pero hay que seguir intentándolo. No queda otra.
Publicar un comentario