Tras unos días de tranquilidad, el sábado se presentó completito. Por la mañana, celebramos por fin el cumpleaños de Paqui, que había sido el 8 de agosto. Y es que en verano resulta todavía más complicado reunirnos a todas.
Chispeaba levemente cuando llegamos al bar. Nos esperaban las cocas a la pala, además de ensaladillas de dos tipos, todo buenísimo pero sin punto de comparación con la tarta de Rosa, una exquisitez con base de pastelitos de chocolate y avellanas, y cobertura de galletas Lotus y nata.
A la cumpleañera le regalamos un vestido y dos conjuntos de camiseta y pantalones, de lo que algo tiene que cambiar por cuestión de talla. Desde mi cumpleaños que no nos juntábamos, así que teníamos muchas ganas de compartir conversaciones, planes y risas.
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