miércoles, 27 de septiembre de 2023

Lisboa



 

He viajado a Portugal con las Amas de Casa y regresé la medianoche del sábado al domingo, muy cansada de tal palizón de carretera y autocar. Sin arrepentirme de haber ido, lo cierto es que he visto muchas cosas, muchas menos de las que me habría gustado por la falta de accesibilidad, a lo que ya iba más o menos con la idea hecha. Aun así, me temo que no ha sido un viaje ideal, pues día a día iban surgiendo pequeños inconvenientes que al final han creado crispación entre los pasajeros, sobre todo en algunas de las que pertenecen a esos grupitos que siempre suelen quejarse, y también entre el guía y la conductora, una chica maravillosa que nos ha llevado estupendamente.



Para empezar, salimos a sobre las 8 de la mañana cuando habría sido mejor pasar toda la noche en carretera y así poder llegar a Lisboa de día y no casi a medianoche. El segundo inconveniente, del que culpo totalmente a la agencia, es haber elegido un hotel que se encontraba nada menos que a cuarenta minutos de Lisboa, con lo que no había manera de librarse de todavía más cansancio de autocar. 




Tras la última visita en 2010, el martes 19 por la mañana teníamos la visita de Lisboa con una guía local. Quizás esta señora tenía que justificar las horas que le pagaban, de manera que nos tuvo subiendo y bajando del autobús cuando habría sido preferible dar un paseo por la zona de Belém, perfectamente accesible a pie, más aún teniendo en cuenta que hacía un día estupendo de sol sin excesivo calor. 



Todo ese tiempo que perdimos podríamos haberlo aprovechado para visitar, por ejemplo, los Jerónimos por dentro o para sentarnos tranquilamente en la famosa pastelería de Belém y no comernos a toda prisa ese pastelito tan delicioso de pie y corriendo. 



Por la tarde seguimos con la visita a Lisboa ya sin guía local. Nuestro guía se ofreció a acompañarnos a la Catedral pero para llegar había unas cuestas inmensas muy empinadas y muy largas, de modo que no me atreví a subirlas por miedo a que el motor de la silla no pudiese soportarlo y tuviese una avería nada más empezar el viaje. 



Mi hermana y yo paseamos por nuestra cuenta y tuvimos la suerte de subir al elevador de Santa Justa. Las anteriores veces que había estado en Lisboa pensaba que no era accesible porque se ven unas cuantas escaleras. Se nos ocurrió preguntar y resulta que sí puedo subir. El elevador lleva a una zona alta donde se aprecian unas vistas estupendas de la capital. Luego paseamos por la zona más céntrica de la plaza del Comercio y las calles adyacentes con su bullicio habitual.



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