jueves, 30 de diciembre de 2010

Persiguiendo un diamante


Sinopsis:
Tres amigas del alma. Dos objetivos. Un año para conseguirlos.

Emmy vuelve a ser single. Sus planes de boda de siempre se han convertido en una ración individual de comida para llevar.

Adriana está a punto de cumplir los treinta. ¿Están llegando a su fin sus días de fiestera?

Leigh tiene un novio maravilloso y un trabajo de ensueño. Entonces, ¿por qué su vida perfecta no la hace feliz?

Una noche las tres sellan un pacto con mojitos de frambuesa: este es el año en el que todo va a cambiar. Emily va a encontrar a un hombre en cada continente para divertirse sin ataduras. Adriana promete que acabará el año con un diamante de 5 quilates en su dedo anular. Y Leigh no sabe muy bien qué es lo que tiene que cambiar... hasta que Jesse Chapman, un chico malo de novela, aparece en su vida. Empieza el juego.


Más de una vez os he comentado novelas del género chick-lit, muchas pasables, algunas interesantes y otras decepcionantes como ésta. Me esperaba más de la autora de El diablo viste de Prada.

Para empezar, la novela empieza y acaba con una cena entre amigas en un exclusivo restaurante. O lo que es lo mismo, entendemos que la vida de las mujeres pobres no interesa mucho. Lauren Weisberger nos muestra una vida irreal e idealizada: la de los viajes, los lujos, los restaurantes, el éxito profesional, los hombres guapos, la aventura… una vida que difícilmente puede catalogarse como accesible, sino que responde al estereotipo que viene bombardeando a las mujeres desde hace unos cuantos años. No basta con lo que tienes, debes de conseguirlo todo. Y por todo se entiende todo: diamantes, bolsos, trabajos, hombres y belleza. Y si puedes, mejor vivir en Nueva York. Pues menudo estrés.

Todo esto no sería tan criticable si las protagonistas, mujeres treintañeras, supuestamente inteligentes y con buenos trabajos, se sienten frustradas si no consiguen un hombre guapo y rico que les ofrezca un anillo de compromiso con un ostentoso diamante. Vale que todas queremos amar y ser amadas, pero el mundo no se acaba sin un hombre al lado.

No hay comentarios: