Nunca he tenido el placer de ver trabajar en teatro a Blanca Portillo. No obstante, la vi cuando fui al programa de Buenafuente donde fue entrevistada.
Aquí la tenéis recitando el soneto de amor quizá más conocido de Sor Juana Inés de la Cruz, poetisa del barroco mexicano. El poema recrea el momento en que la amada se encuentra dolorida por los infundados celos del amado. El Amor -así personificado- permite el surgimiento de la verdad, pues con el llanto la amada desnuda su corazón enamorado.
Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba.
Y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía,
pues entre el llanto que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste,
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu quietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos:
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.
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