Sinopsis:
Esta mirada íntima y exhaustiva a la famosa actuación de Beyoncé en Coachella 2018 revela la senda emocional desde el concepto creativo hasta el movimiento cultural.
Este especial está a medio camino entre un concierto grabado (en concreto, en el archifamoso Coachella) y un documental sobre su preparación. Respecto a esto último, la propia Beyoncé nos cuenta, en una voz en off que parece proveniente de un teléfono con mala cobertura, el tremendo esfuerzo que le supuso volver a poner su cuerpo en forma tras el parto, preparar el concierto y ocuparse de tres niños. Pobrecita. Seguro que entre las mujeres afroamericanas, que con tanto ahínco defiende con orgullo, lo que me parece muy bien, la mayoría se siente identificada con ella, con sus millones y la cantidad de personal que tendrá a cargo de su prole. Así es más fácil empoderarse.
También apela al sentido familiar de la gente que trabaja con ella y a la religiosidad, lo que me recuerda a This is it, el documental de la preparación del último espectáculo de Michael Jackson que no llegó a llevarse a cabo por el fallecimiento del cantante.
En cuanto al concierto, es espectacular, como cabía esperar, con unas doscientas personas en el escenario, un cuerpo de baile excelente que se mueve como un solo ser orgánico, además de los músicos, todos ellos de raza negra, como exigió la estrella. Repito que me parece bien y que está en su derecho como empresaria; ahora bien: ¿cómo habría sonado que un artista exigiera que todo su elenco fuera de raza blanca?
Beyoncé es sin duda un bellezón y lo sabe y lo potencia, lo que no es una crítica porque yo lo haría también. Iba a escribir que asimismo comparto con ella la pasión por el brilli brilli, pero me gana por goleada. Por no hablar de ese melenón suyo que parece que lleve adjunto un ventilador para realzarlo
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