Sinopsis:
Hugo Beltrán es un stripper joven, guapo y despreocupado. Una madrugada se despierta en un velero, tras una noche de fiesta y excesos, al lado del cadáver quemado de un hombre. Es el marido de Macarena, su amante, una mujer madura y poderosa con la que mantenía una tórrida relación. Hugo no recuerda nada de lo que ocurrió la noche del crimen, pero está seguro de que él no es el asesino, sino la víctima de un montaje para inculparlo. Tras un rápido juicio es condenado a quince años de cárcel. Siete años más tarde, en la cárcel recibe la visita de Triana Marín, una abogada joven que, en representación de un importante bufete, se ofrece a ayudarlo, reabrir el caso y tratar de demostrar su inocencia en un nuevo juicio.
No vi esta serie cuando se emitió en Antena 3 a principios de año. Por la hospitalización de mi marido, yo me hallaba en casa de mi hermana y ella no suele ver series. Tal como está la televisión en abierto, no se lo reprocho, ya que, si la audiencia no acompaña, sufren cambios de emisión que llegan a desesperar. Como era de esperar, fue lo que sucedió con esta, que pasó con más pena que gloria.
Parece ser que Netflix posee un poder resucitador para casos así. No fue un fenómeno como La casa de papel, pero recibió una segunda oportunidad en la plataforma de pago, que es donde la he visto yo.
Reconozco que ha sido un placer culpable, de esos que se ven a sabiendas de que no prima la calidad.
Lo primero que la diferencia es la presencia de carne masculina lo que no suele ser habitual. No hay episodio sin número de baile de los estrípers, que lo mismo se visten de bomberos que de flamencos, para acabar deshaciéndose de la ropa.
A mi parecer, le sobran la mitad de los episodios, porque la resolución del asesinato se complica innecesariamente.
En cuanto a los actores, a los jóvenes los animaría a tomar lecciones de dicción, porque muchas veces cuesta entenderlos. Ojo, no echo la culpa al acento andaluz, que afecta a todos.
Hablando de Andalucía, qué casoplones nos muestran de la Costa del Sol.
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