Sinopsis:
Se centra en las aventuras del equipo de una clínica veterinaria en los años 30 y 40 en Yorkshire. El excéntrico Siegfried Farnon decide contratar al recién licenciado James Herriot como ayudante en su consulta veterinaria en Skaldale House, Darrowby, un pueblo ubicado en los valles de Yorkshire. Junto a ellos, encontramos a Tristan, el hermano pequeño de Siegfried; la adorable Helen, hija de un granjero de la zona; y la Sra. Hall, ama de llaves de la mansión.
De vez en cuando me encuentro con una serie sin muchas pretensiones ni actores conocidos, sin apenas repercusión, pero que acaba por resultar encantadora.
Esta serie, británica por supuesto, nos hace retroceder a un mundo mucho más sencillo que el actual, a los inicios del siglo XX cuando los automóviles eran patrimonio de muy pocos y los seres humanos convivían con animales, esas criaturas grandes y pequeñas a las que se refiere el título, para proporcionar alimentación, transporte y compañía.
La figura del veterinario era, por tanto, imprescindible en cada localidad. Pobre del aspirante escocés que llega a trabajar a una clínica veterinaria en el corazón de Inglaterra donde no comprenden su acento y le toman el pelo por ello. Mucho tendrá que luchar por demostrar su valía y ser aceptado en el pueblo.
Es un remanso de paz en unos tiempos tan convulsos como estos en los que nos ha tocado vivir.
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