viernes, 15 de mayo de 2015

Las lecciones peligrosas



Sinopsis:
Es de noche y, ansiosa ante su primer día como profesora de instituto, Celeste Price se masturba con furia. Así arranca Las lecciones peligrosas, que pronto pulverizará cualquier atisbo de normalidad que pudiera haberse concebido en el exiguo espacio de dos contundentes párrafos. Y es que Celeste es joven, y es hermosa, y tiene un marido, Ford, que es policía y tan hermoso como ella. Ambos forman una pareja perfecta, pero sólo sobre el papel; pues, mientras se satisface en silencio, Celeste adopta precauciones para que Ford no la toque. La explicación que nos da de este hecho desconcertante es muy clara, y más perturbadora aún: «Me lleva muy pocos años, puesto que yo tengo veintiséis y él treinta y uno. Pero supera en más o menos diecisiete años la edad que acapara todo mi interés sexual.»

Empecé a leer Las lecciones peligrosas, de Alissa Nutting, por una mini reseña que lo definía como una novela erótica sobre la relación de una profesora con un alumno suyo. Tras una premisa a priori sugerente, las primeras páginas me demostraron lo contrario. Se trata de una maestra de 26 años muy fogosa sexualmente (en su derecho está), casada con un policía raso muy ricachón (dos datos que casan poco) de 31 años. La protagonista se queja amarga y cruelmente de que su marido no la excita porque lo encuentra muy mayor, ya que a ella le gustan más jóvenes. Pero, ojo, no muchachotes vigorosos sino niños de unos 13 años que aún no presenten rasgos definitoriamente masculinos. ¡Si esta tía es una pedófila!, pensé. Peor: es una pederasta. Las escenas de sexo, en lugar de excitar, resultan repulsivas. A partir de ahí me costaba seguir leyendo. Pasé con rapidez las hojas leyendo por encima y aumentaba mi rechazo hacia un ser humano al que no casaba tal adjetivo sino más bien el de depredador no solo sexual sino asesino. Luego leí que ese remover las tripas era precisamente el objetivo de la autora. A fe mía que lo consiguió.

No la recomiendo, desde luego que no.

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