En octubre del año pasado celebramos los 40 años del ingreso en el Instituto de San Vicente. Al pasear por sus pasillos notamos con pena que nuestra promoción no tenía orla conmorativa. Unos valientes compañeros se encargaron de la tarea de ponerle remedio.
El 10 de abril tuvo lugar la colocación de dicha orla a cargo de mi amigo Joaquín, entonces compañero y hoy director del centro. Aunque no pude acudir al acto porque me coincidía con horario laboral, he querido dejar constancia de ello, además de mi gratitud.
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