lunes, 16 de septiembre de 2019

Campeones del Mundo




Ayer me emocioné con la gesta de los muchachos de la selección española de baloncesto que han ganado otro título mundial. Qué grandes son, en todos los aspectos. Cuánto me hacen sufrir y cuántas alegrías dan.


Tras unos comienzos irregulares, a pesar de las victorias, la progresión en calidad y efectividad se notó. Aun así, la semifinal contra Australia fue agónica: no me explico de dónde sacan los arrestos para remontar un marcador adverso casi todo el partido. 


Menos mal que la final contra Argentina fue, contra todo pronóstico, más tranquila, lo poco tranquila que admite un partido de baloncesto cuyo tanteo puede variar en un suspiro. En fin, la amplia victoria no me libró de ponerme nerviosa en más de una ocasión, aunque lo doy por bien aceptado por la dicha de ver a los gigantes españoles levantar la Copa del Mundo.




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