Sinopsis:
Ocho años después del Drama, Marcus Goldman pone el pasado bajo la lupa en busca de la verdad sobre el ocaso de la familia. Entre los recuerdos de su juventud revive la fascinación que sintió desde niño por los Baltimore, que encarnaban la América patricia con sus vacaciones en Miami y en los Hamptons y sus colegios elitistas. Con el paso de los años la brillante pátina de los Baltimore se desvanece al tiempo que el Drama se va perfilando. Hasta el día en el que todo cambia para siempre.
A principios de verano leí el último libro de Joël Dicker La desaparición de Stephanie Mailer. También había sacado de la biblioteca la novela anterior. Entre una y otra intercalé otras dos distintas para variar. Lo curioso es que a punto estuve de no emprender la lectura de esta que me ocupa en cuanto vi que el casi medio millar de páginas estaban escritas con tipografía pequeña. Qué pereza y qué cansancio.
Al final me sumergí en este relato poliédrico de relaciones familiares que retoma un personaje de La verdad sobre el caso de Harry Quebert, en concreto el del escritor Marcus Goldman, pupilo del protagonista, a través del cual se desgrana la historia.
Algo parecido ocurre aquí, con la salvedad de que no hay asesinato que resolver sino un entramado personajes que no son quienes parecen a priori, o quizás los veamos distintos por la perspectiva de la edad o por el descubrimiento de nuevos datos, esos secretos que las generaciones mayores tratan de ocultar.
Es prodigioso el tratamiento del tiempo que tiene Dicker. Nos lleva de atrás hacia adelante y viceversa en la línea cronológica sin que nos perdamos en el oleaje temporal.
Seguiré leyendo sus futuras novelas, porque no defrauda.
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