Leonor cumplió años el día 8 y nos invitó a almorzar el sábado 11. Si ya de por sí es un motivo de alegría, el extra fue la presencia de María, guapetona a la que no vemos tan a menudo como quisiéramos pues reside en Grecia. La pena es que nos faltaron Nieves y Rosa, aunque esta envió su tarta de turrón, una de sus más exquisitas creaciones: se superó a sí misma, lo que ya es decir. Reímos y disfrutamos de la compañía mutua, y una vez más pusimos a prueba la paciencia de los camareros del restaurante, que deben flipar al ver a unas señoras cincuentonas armar jaleíto como quinceañeras. Eso sí, sin perder la educación.
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