Sinopsis:
Kate es una mujer joven que suele tomar siempre la decisión menos acertada. ¿Su último error? Haber aceptado un trabajo como elfo de Santa Claus en un centro comercial. Sin embargo, el destino la lleva a conocer a Tom, circunstancia que cambia por completo su vida. Para Kate, todo es demasiado bueno para ser cierto.
De no ser por el carisma de los actores y los medios económicos, habría podido pasar por un telefilme de sobremesa de los que abundan en época navideña.
Y es que, como las comilonas y los dulces típicos de esas fiestas, es empalagosa hasta el punto de deber llevar una advertencia a los diabéticos por el exceso de azúcar.
Para colmo, la supuesta sorpresa final se intuye desde mediados de metraje, por lo que pierde la gracia. Me extraña que una mujer tan inteligente como Emma Thompson firme el guion.
Por muy encantadores que sean Emilia Clarke (las cejas más articuladas de la pantalla) y Harry Golding, la química que exudan es prácticamente nula.
Eso sí, los que amamos a George Michael disfrutaremos con sus canciones en la banda sonora.
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