Ambientada en Inglaterra a principios de los ochenta con la guerra de Malvinas y la política de Thatcher como telón de fondo, nos ofrece una historia diferente, que resulta ser una especie de autobiografía. Magníficamente, el director recrea toda una época, que es parte de la historia y cuenta como a un niño de doce años, solitario de una pueblo pequeño pierde a su padre en la guerra y repentinamente se ve seducido por unos de los movimientos de la época, los skinheads. En ellos no solo encontró amistad sino también la figura paterna que tanto añora. Con su nueva banda, empieza a conocer lo que son las fiestas y las chicas, se enamora por primera vez y da su primer beso. Pero la llegada de un skin más radical y violento, recién salido de la cárcel, hace cambiar su vida, pasando de la inocencia de la niñez a la experiencia de la madurez.
Una película tan dura como tierna, que expresa la peligrosa facilidad de inculcar ideas racistas y xenófobas en mentes jóvenes. El chavalito protagonista, un actor no profesional, está espléndido en su tránsito de la pubertad a la adolescencia con un amplio registro de emociones.
En mi opinión, una película muy interesante, de verdad.
Una película tan dura como tierna, que expresa la peligrosa facilidad de inculcar ideas racistas y xenófobas en mentes jóvenes. El chavalito protagonista, un actor no profesional, está espléndido en su tránsito de la pubertad a la adolescencia con un amplio registro de emociones.
En mi opinión, una película muy interesante, de verdad.
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